Es cuestión de cruces

Si cruzas, puede que no volvamos a vernos. Aunque quizá eso sea lo mejor. Quizá lo que necesite sea que seas tan sólo un recuerdo incapaz de materializarse delante de mí para derrumbarme con la mirada. Quizá lo mejor sería dejar de sentir culpa. Quizá lo mejor sería no verte más, que los sueños dejasen de invocarte, que los versos me hablaran de otra cosa, que las notas formaran otra melodía, una que no describiese el compás de mis latidos al mirarte. Ojalá que las letras no sirvieran para sentir. Ojalá que las nubes no fuesen de verdad. Aunque todo es de verdad, es una lástima. ¿Que qué significa eso? Muy fácil. Siempre que piensas en un beso lo piensas a tu manera, de la forma romántica y sutil, de la forma en la que te gustaría que fuese. Pero un beso tan sólo es un beso. También se puede poner otro ejemplo.

Piensa en el mar. Piensa en el mar, piensa en el mar, piensa en el mar...






Cuántas veces es un tu vida has visto eso? Ah, seguramente ninguna, pero tú te lo imaginas y así es el mar. Igual que las nubes, igual que los cumpleaños, igual que las emociones. Pero una dosis de realidad nunca viene mal. Aunque a nosotros los soñadores muchas veces nos da el golpe mortal... La realidad es un monstruo que nos arrebata la fantasía. Y no hay nada más real que darse cuenta de que todo es mentira.


Quizá lo mejor sería dejar de pensar/soñar.

Por suerte sé que preferiría dejar de vivir a dejar de ser una soñadora...